martes, 15 de noviembre de 2011

CONFIDENCIAS DE UN PEQUEÑO SOLDADO

Mas del 70 % de los niños reconoce jugar a videojuegos violentos


A veces te puede sorprender la dura sinceridad de los más pequeños cuando de sus palabras sale una frialdad que al fin y al cabo es el reflejo de la vida misma, de la cruel realidad que no pasa por un filtro de cuidar las apariencias. Ante la corriente pregunta  "¿Qué te gustaría ser de mayor?" cualquiera se podría esperar una respuesta como "futbolista", "médico", "bombero", "profesor", incluso "astronauta". Pero cuando un niño de la edad de nueve años responde que lo que quiere ser es "militar", te hace pensar cuánto menos.  En dicho pensamiento se plantean varias preguntas: ¿qué es lo que hace un militar que pueda atraer a un niño de nueve años?, ¿qué influencia tienen los videojuegos en esta elección?, ¿qué piensas los niños sobre  las guerras?, ¿un niño sería capaz de matar?.
Todas estas preguntas tienen una respuesta. A un niño de nueve años le atrae la aventura, el riesgo, pero lo que más le atrae es el juego, y el hecho de matar a personas está muy presente en sus juegos diarios. Pero además, haciendo una reflexión sobre los conflictos bélicos, el objetivo clave de un niño de nueve años para elegir ser militar puede ser acabar con las guerras. Pero, volviendo atrás, nos planteamos si el hecho es sí de matar le puede gustar a un niño de nueve años, y es así, un niño se puede ver capaz de matar a personas, incluso pensar que tiene buena puntería para ello.

Quizás, podría replantearse esta respuesta si le hablamos de que al matar a alguien está matando una vida, igual que la de su padre o la de su madre, esto puede chocar un poco. Pero ¿quién iba a querer matar a un profesor (profesión del padre) o a una enfermera?. Poco se puede hacer con esta inmunidad sentimental cuando un niño tiene una media de cincuenta disparos por día a través de una pantalla. Y más aún cuando esta actividad no solo es permitido por los referentes paterno y materno, sino que es compartida con ellos. Pero si aún queda algún matiz que pueda hacernos pensar aún más, es que la actividad familiar se amplía a edades inferiores. Es el caso de su hermano de seis años que ya es admirado por su hermano mayor por ser un "loco de la matanza", "dispara sin parar y consigue matar siempre al enemigo".

Quizás sea más impresionante cuando aparezca en televisión la imagen de un niño en Afganistán con una escopeta entre sus manos. Pero no deja de ser más preocupante que se permita inculcar en la educación diaria de los niños juegos bélicos en los que muerte, armas, sangre o torturas son hechos cotidianos en las actividades de los mas pequeños.

Según un estudio diseñado por CIVERTICE y PROTEGELES titulado “Videojuegos, Menores y Responsabilidad de los Padres”, pone en evidencia los riesgos a los que están expuestos los niños por no tener una debida supervisión de sus padres.




1. Casi el 50% de los niños, y más del 25% de las niñas, reconoce que si sus padres conocieran el contenido de algunos de sus videojuegos no les dejarían jugar con ellos.
2. Más del 50% de los niños y casi el 15% de las niñas reconoce que juega con videojuegos clasificados para mayores de 18 años.
3. El 40% de los niños y el 13.6% de las niñas afirma que discute con sus padres por el tiempo que pasa jugando con los videojuegos.
4. El 35% de los niños y el 21.7% de las niñas reconoce que el tiempo que dedica a los videojuegos le quita tiempo de estudio.
5. El 17.5% de los niños y el 12% de las niñas afirma que los videojuegos le quitan tiempo para estar con sus amigos.
6. El 20.9% de los niños y el 7% de las niñas afirma estar “enganchado” a algún videojuego.
7. El 73.3% de los niños y el 39.5% de las niñas juega con videojuegos violentos.
8. El 33.9% de los niños y el 5.3% de las niñas afirma jugar con videojuegos que reproducen situaciones de violencia contra ancianos, niños, y/o mujeres embarazadas.
9. Un 27.9% de los niños y un 2.6% de las niñas juegan con videojuegos en los que los personajes consumen drogas.
10. Un 15% de los niños y un 7% de las niñas consideran que los videojuegos pueden hacerles más violentos. Esto no quiere decir que finalmente así resulte, si bien llama la atención que los niños realicen ya estas apreciaciones.
 

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